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La biblia de los CEO

 

Si acaso sufren injustamente, recuerden que Dios les ha ordenado

sufrir con paciencia.

Pedro 2:21

 

empobrecer

embrutecer

inocular

confundir

y convencer

 

así rezan los cinco infinitivos

esa forma impersonal del verbo

subordinación sustantiva

los cinco jinetes de la nueva derecha

que dan forma al nuevo orden mundial:

de privilegios y acumulación

con pobreza e ignorancia

entre individualismo y miedo

llenos de odio y misticismo

fe corrupta de la enajenación

sobre estos pilares de huesos

se levanta la disolución humana

el exterminio de todo lo social


un retroceso milenario

pre-paleolítico y anti-evolutivo

el sermón prepotente y abusivo

que predica la biblia de los CEO

think tank de la miseria

lobotomía feroz que idiotiza

y deshumana la existencia.

 

 

 

F I

abril 2024

Caos vegetal


hay algo del pasto que quiero reivindicar

algo que admiro

de los yuyos y plantines silvestres

de esas hojas que anidan tantas ramas

de las ramas que arbolean el jardín

de ese caos vegetal que me rodea

casi literalmente

vida que no se detiene jamás

una y otra vez acomete al espacio

que ocupa y puebla, coloniza en verdes

el fondo de una casa, nada más prosaico

y solo retrocede ante la maquinaria humana

que lo diezma y reduce a césped

una y otra, y otra vez…


F I

Balance temporal


Donde las horas viajan 
al ritmo de un tic-tac discontinuo 
suena una voz a cielo abierto
cenital y áspera
como el eco de un grito primitivo
tan íntimo como la soledad 
o este armazón que me sustenta 
en cualquier tiempo conjugado
un resplandor en la oscuridad del desierto
un tambor templándose al fuego
los despojos de humanidad al costado del camino
los colores del arcoíris y el rojo en la bandera
las cicatrices que dejan las traiciones
las rutas que son venas y vasos comunicantes
un fuego verde quemando por dentro
el tiempo múltiple del que me alimento y comparto
las páginas que me hicieron un lugar en el mundo
este suelo en el que busco y dejo huella.

F I


treinta y seis/besos

"mi casa se puebla de arlequines 
cuando hay ruido de besos en el aire"
Roberto Jorge Santoro



en un pasillo adolescente
nos atraparon estos besos
improvisados
inevitables
necesarios
impulsivos
apasionados
profundos
dulces
intensos
verdaderos
esperanzadores
perfectos
tiernos
suaves
asaltantes
arrebatados
instintivos
esperados
deseados
concretos
lúdicos
soñados
vitales
enamorados
excitantes
ricos
amorosos
compartidos
poéticos
nuevos
inspirados
osados
urgentes
expresivos
movilizadores
libres
sensuales
es decir, besos como palabras
escritas entre dos




ale rojas

umbral

a vos, Gui
"mi mujer con pestañas de palotes escritos por un niño"


“lo misterioso no es lo que se oculta deliberadamente,
sino el hecho de que la gama de lo posible siempre pueda sorprendernos”


cómo hizo la gama de lo posible
para estar ahí, llegar así
tiró los dados, jugó una carta, mezcló
desde lejos y en el tiempo
adecuado a las palabras, situaciones
libros que van y vienen personas
miradas que sorprenden y quedan
permanecen, duran, subsisten y están
sujetas a los ojos de los que parten
como un rayo me busca sentidos olvidados
y un azar me invita al umbral de tu mirada





federico iglesias

escribir



hizo lo que tenía que hacer
o, mejor dicho, creyó hacer todo lo que debía
agarró la cucharita para revolver el café
la puso a un costado, pensó
que ahí no molestaría ni lo distraería
sorbió café como quién indaga
con el gusto una textura y una imagen

esperó

a veces pasa, no es tan fácil
por momentos se ve a sí mismo
desde arriba a la izquierda
sentado de espaldas / una lámpara
refracta su luz a unos pocos centímetros
el escritorio sobre el que apoya los codos
por momentos vuelve al símil
hoja en blanco que devuelve la pantalla

entonces teclea y un zumbido rítmico
acompaña el crecer de las palabras
que lo devuelven a otros lugares
que son ideas difusas y concretas
un olor al acecho
un tono de luz
la fachada de una casa
el ladrido de algún perro
es volver a un viaje sin camino de vuelta
caminar la búsqueda de una palabra
que se abre como indicio

es escribir
así, agazapado, esperó

una paciencia forjada en todas las batallas
perdidas de antemano contra la ansiedad
un esperar activo, de reojo, tenso
en ese fluir del tiempo que produce el silencio.


federico iglesias

no te quedes

"No te quedes inmóvil 
al borde del camino"


que esta época no te agarre solo
ninguna, pero esta menos
hay épocas y épocas

esta no es una época para perder el tiempo
ninguna, pero esta menos
un designio de los mercachifles de la imagen
una sucesión de errores adrede y de los otros
cocinado a fuego repetido

esta no es una época para distancias
ninguna, pero esta menos
encontrar el lado salvaje significa volver
a la calle y el grito, "la joda"
mejor que te amasije, transforme, y no te pase de costado

esta no es una época para el desaliento
ninguna, pero esta menos
ahora resulta que otra vez, bigotitos al acecho
nos dicen esto no, lo otro no, está prohibido
la represión de la alegría, una revancha de clase

esta no es una época para la palabra ligera
ninguna, pero esta menos
batalla de la conversación frente al monólogo del poder
decir implica denunciar y contar obliga a convencer
que no, que esto así no va, lo aprendimos con la sangre

esta no es una época para el olvido
ninguna, pero esta menos
a contra pelo del reloj esos ropavejeros del tiempo
que nos dicen del pasado las preguntas de hoy
nos obligan a la acción de la respuesta

esta no es una época para el silencio, para estar solo
para perder el tiempo, para distancias, desalientos
para la palabra ligera, para el olvido
esta no es una época para dejar de escribir



federico iglesias

un mundo ancho y ajeno


esa angustia ontológica 
de sujeto colectivo
es una búsqueda de identidad 
sin reposo ni tregua 
para quitarse el destierro de encima 

una rumia que surge y reanuda su trabajo
existencia en carácter de gentilicio

topos obsesivo de una letra
variada en gamas y especialidades
que hurga con lupa
ese rasgo original y propio
proyecto y doctrina de acción
destino inagotable
entre la esperanza y el desengaño
intelectuales de exilios y peregrinajes
alimentados por la diferencia
o contraposición a la alteridad
opresora, génesis de esa búsqueda

punto de partida, emancipación fragmentada
por usurpadores legítimos, blancos
la epidermis del lenguaje subsiste
heterogénea y dramática
en la semejanza de un desarraigo
dialecto y deriva atados con cadena:

latifundio y subdesarrollo
el cura corrupto
los indios explotados
el despotismo del hacendado
la represión del ejército
el orden oligárquico
un mundo ancho y ajeno




federico iglesias

el que ya no es



Ya no

soy inmaduro
inseguro
celoso
soy ansioso
vehemente
impulsivo
soy obsesivo
curioso
lanzado
soy apasionado
impaciente
miedoso
soy atolondrado
sensible
arriesgado

amé una piedra y morí en el intento



federico iglesias
enero 2015
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Epílogo


“las invenciones de lo desconocido reclaman formas nuevas"

Frente al pánico de la hoja en blanco uno se pone a pensar y mientras fuma busca no un atajo sino el indicio detrás del que se abre un camino, un tallo común de dónde salen otros que, a su vez, se subdividen en otros, y así indefinidamente, algunos entremezclados, en direcciones opuestas, otros se acaban bruscos, otros ni se intuyen, pero todos y otros forman parte del racimo, y cuelgan en cierto sentido de la hoja en blanco, por eso lo del pánico tenga cierto asidero no tan lógico como parece. Escribir es encontrar la punta de la madeja y tirar con cuidado. Pueden pedirme que me calle cuando lo que tengo que ofrecer es poco más que nada, cuando sientan que las palabras no provienen del diálogo sino que se inventaron en la boca de quien escribe. El primer párrafo es ese impulso en el que definir los objetos cuesta pánico y es necesario entonces un par (por lo menos un par) de certezas de las que aferrarse fuerte para el embate inicial. Primera certeza: somos cuerpo y palabras, sociedad y frases, universo y textos. Pero también las palabras que no pensamos, las frases que no decimos, los textos que no leímos. El universo que no conocemos, la sociedad que queremos cambiar y el cuerpo que duele. ¿Para qué escribir? ¿Escribir para quién? Frente al espectáculo de la devastación hay que estar con el fusil en la conciencia, en cada página. Lejos de los concursos o concursis, fuera del ritual de las letras, estos renglones se abren paso en la hoja en blanco. Segunda certeza: escribo para otro. Incluso cuando, como ahora por ejemplo, escribo por el gusto de ver crecer las oraciones. Ese otro bien puedo ser yo cuando me vuelvo para adentro, pero eso no importa, u otro indefinido, nebuloso, que se dibuja apenas en la imaginación. Puede también que jamás sepa quién es ese otro que está ahora frente a este final de primer párrafo leyendo estas líneas, quién sabe cuándo y en qué circunstancias, si es que este final de primer párrafo tiene esa especie de suerte en sentido cualitativo que significa encontrar un lector.




El editor.
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